Vamos a jugar a enamorarnos, juguemos a mirarnos
interminables horas contenidas en un minuto, juguemos a la memoria de tu
cuerpo, a las entregas en un beso, a las miradas penetrantes y fijas, juguemos
sólo eso.
Vamos a jugar a enamorarnos y a decirnos “te quieros” y que
pesen más que los “te amo”, juguemos que no existe ni Dios ni el Diablo, ni hoy
ni mañana ni pasado, sin promesas rotas o pecados.
Vamos a jugar a enamorarnos y pensaremos que sólo es un juego, que nada de esto es cierto, juguemos a que nos enamoramos una y otra vez y cada vez que nos veamos, juguemos hasta que nos demos cuenta que en realidad no es un juego sino que todo esto es verdadero pero simplemente lo olvidamos.
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