lunes, 12 de septiembre de 2011

Hay cosas...

Hay cosas que se sienten correctas desde el principio, de hecho son los indicadores de que estás haciendo lo correcto, o estás con la persona correcta, o que es el camino adecuado.

 Por ejemplo, es tan fácil como cuando tomas la mano de alguien y embona a la perfección, no se siente incómodo, no aprieta de más, no se vuelve un problema si la tienes es una u otra posición... en fin EMBONA perfectamente, es tan natural, no preguntas... se vuelve un acto tan normal que sólo lo haces, no te detienes a pensar si deben de caminar así o no, sólo lo haces y al contrario, ese acto tan simple realmente se siente correcto, que incluso con el pulgar sueles dar una ligera caricia.
Otro acto igual de distintivo es cundo alguien te abraza, hace muy poco estaba acostada y alguien a quien quiero mucho y me quiere mucho me abrazó, se que tenía todas las intensiones de protección, cuidado y cariño que cualquiera puede pedir y de hecho ese día actuando como todo caballero "me salvó un dragón" así que realmente necesitaba un abrazo, pero por desgracia su abrazo se sintió tan pesado... y no sólo es porque está grandote, sino que realmente se sintió pesado...

 El último abrazo estando acostada que se sintió correcto fue el de Alexis (Paleativos) que incluso despertamos con las manos enlazadas... pero principalmente son del tipo de abrazos que te dan paz, tranquilizan tu mente y te arrancan inevitablemente un profundo y ruidoso suspiro. Ahí sabes que estás en el momento adecuado y más con la persona adecuada.
Así como hay manos enlazadas y abrazos que son correctos, por supuesto que hay besos correctos, ya he dicho muchas veces que hablo con los besos, mi última plática fueron unos besos breves que mientras la otra persona decía un "te quiero", yo estaba diciendo "adiós" y nuevamente ya estás preparando el speech de "No eres tú, soy yo" (hay muy buenos clichés), pero sientes que estás haciendo lo correcto con ese beso de despedida.

 Otra acción que realicé hace poco y que también se sintió muy bien y que dio tanta paz como un buen abrazo, fue firmar mi carta de renuncia, lo malo es que por el momento temo confesar que no tengo plan, y mientras que la solución más sencilla es buscar otro trabajo la terrible sorpresa que tengo es que estoy casi segura que ya no quiero hacer lo que he venido haciendo.
Me preguntaron hace dos días que era lo que me apasionaba y qué hacía levantarme de la cama... no pude contestar... sí una de mis motivaciones principales es mi familia, pero algo que sea sólo mío y que de ahí pueda encontrar mi propio camino... por el momento no lo sé. Y no sé que es lo que quiero hacer. La semana pasada fui a una conferencia de Riesgo y estadística, que en cualquier otro momento me hubiera apasionado, y mientras estaba rodeada de Economistas, Actuarios y uno que otro contador y me debería de haber sentido como pez en el agua entre los análisis de nuevos sistemas y números y más números, lo cierto es que no me movió...

 El confesarme que ya no quiero hacer lo que hacía y más decirlo en voz alta (escribirlo aquí) me llena de pánico, así que se aceptan todas las sugerencias!

No hay comentarios:

Publicar un comentario